donde no llegué
me perdí
pero nunca
me fui
y cuando me encontré
vi cómo eras
me perdí
pero nunca
me fui
Y ahí seguía pensando
que quizás si pudiera
volverme a perder
por diversión
por tristeza
quizás...
pero nunca
me fui
Así que nunca me perdí
porque nunca me encontré
porque nunca estuviste
porque tú no eras tú
porque yo tampoco era yo
Y en el sueño sigo,
dormido,
sin salirme,
sin gritar,
perdido,
me río,
la habitación me
rodea y me absorbe
en sus luces
tus ojos
que acarician mi piel
y pierde la noche
invadida, asesinada
feroz,
devora mis bilis
aquella que sabe
a miel,
a dulce primavera
suavemente, amanece
me envuelve el frío
me pierdo
me mareo
me caliento
todo gira en el vacío
se llenan mis pies
de violetas
manos púrpuras
que desprenden
mi esencia
humo al humo
fuego en el viento
que emprisiona y ahoga al océano
tierra en el estómago
que trata de hacer brotar
surcos del ayer
ecos de espejos
nubes de silencio
que vigilan con cautela
la silueta que trazo,
el camino
en el que me pierdo
el mismo que me lleva
a encontrarme
aquel, en el que un día
aparecerás roto,
roto y quemado,
como una foto mal revelada,
de aquello que no debe ser recordado.
Nunca me fui.
No me iré.