Existencialismo que me asalta cada vez que tengo que hacer un trabajo
Nuestras
vidas son préstamos, Dios un banco, y los intereses aquellos sueños que
nos hacen sobrevalorarnos. En el fondo no somos más que energía hecha
capital circulando de mano en mano, sin saber por qué existe ni para qué
está aquí. Desde que nacemos cumplimos con una función, que ejecutamos
inminentemente cual cordero o cual verdugo, sin pararnos a pensar
porque, entre otras cosas no tenemos tiempo, en cuál es el sentido de
todo. El caso es que a veces me pregunto si los humanos tenemos
verdaderamente capacidad de razocinio, o quizás sea una mentira más,
genética, predeterminada, con la que ya nacemos. Nacemos manipulados y
luego todo se complica. ¿Qué es la vida sino un préstamo más? Quizás sea
una única y gran mentira con muchas verdades, tantas como intereses.
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