sábado, 22 de diciembre de 2012

Existencialismo que me asalta cada vez que tengo que hacer un trabajo

Nuestras vidas son préstamos, Dios un banco, y los intereses aquellos sueños que nos hacen sobrevalorarnos. En el fondo no somos más que energía hecha capital circulando de mano en mano, sin saber por qué existe ni para qué está aquí. Desde que nacemos cumplimos con una función, que ejecutamos inminentemente cual cordero o cual verdugo, sin pararnos a pensar porque, entre otras cosas no tenemos tiempo, en cuál es el sentido de todo. El caso es que a veces me pregunto si los humanos tenemos verdaderamente capacidad de razocinio, o quizás sea una mentira más, genética, predeterminada, con la que ya nacemos. Nacemos manipulados y luego todo se complica. ¿Qué es la vida sino un préstamo más? Quizás sea una única y gran mentira con muchas verdades, tantas como intereses.

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