sábado, 27 de octubre de 2012

Orgullo Oscuro

La doble cara de la luz me acerca
inminentemente al infierno

Quemar cruces
bendecir rosas
arrancarme la ropa
desesperado
Mentiras, Mentiras, Mentiras

Me arrodillo desnudo
hirviendo
para ser pisoteado
pues lo único que me otorga
 algo de afecto
es el pie que me golpea y me presiona el pecho
contra el suelo

Qué te cuesta fingir
 mirarme
darme tu mano
y

Fingir, Fingir, Fingir

Compartir este momento

Salgo cada noche
 borracho de muerte
la única verdad
que me escapa

Pedir susurrando una de amor
Silencio, Silencio, Silencio 

Esqueletos de hombres
se tambalean a mi alrededor
mientras sus huesos se resquebrajan

"No me miréis así
No soy lo que estáis buscando
No soy de nadie

No soy lo que quiero ser
No soy lo que queréis que sea
No soy, no seré
No sois, no seréis
No nací hecho para nadie"

melancolía, ansiedad, inseguridad
miedo, hipocresía, envidia
el cielo se torna de intensos rayos rosas, rojos y negros

Mentiras, Mentiras, Mentiras

En el cementerio se desentierra el sol 
haciéndome preso
del destino

Guardáos vuestra agonía
los venenos que queráis depositar
en los labios que entrecierran mi corazón

Frío
tengo mucho frío
abrazadme
asfixiádme en vuestro cuerpo 
huesudo, helado y torturado
pues nunca sentiré
el calor de aquellos ojos
que reflejados en los míos
 pestañeen mis secretos

Y poco a poco
me iréis matando
tan adentro
que la herida jamás será vista

y cuando llegue mi hora
expiraré entre recuerdos rotos
soñados un día
de lo que nunca tuve
de lo que no pude amar

Puñales de realidad y deseo
deslizáos por mi piel 
y
alcanzad mis entrañas

Llegada la oscuridad eterna
bendecid mi tumba

"alma joven
que se va
sin haber sido amada, 
encuentra tu camino
en la expulsión divina"

cenizas
viento
llanto
mentiras
indefirencia
sangre
muerte 

Silencio, Silencio, Silencio


Liberado y aislado
joven y muerto 
Silencio,
acompáñame en esta larga noche
me siento muy solo

viernes, 12 de octubre de 2012

Un enigma nocturno como una voz lejana en la mañana

¿Dónde estás?
¿Dónde está?
¿Dónde lo buscas?

¿Dónde estoy?
¿Dónde estás?
¿Dónde está?
¿Dónde lo busco?

Grita la noche
Expulsa dióxido negro
Que duerme
En mis labios

Muere
Se ahoga
¿Dónde estás?

No lo encontrarás aquí
Aquí no está

Lo escondí
 Lo ahogué
Lo maté

Imposible verlo más


sábado, 6 de octubre de 2012

PUTAS FOTOS II

4 años después de que confesara al mundo mi fobia a las putas cámaras de fotos, estoy aquí derrochando inteligencia y escribiendo un segundo artículo sobre esos malditos aparatos que tantas almas se han llevado para colgarlas en Facebook...Efectivamente, si hace 4 años tenía por qué temerles...(esa nariz...ese ojo más grande que el otro...esas ojeras congénitas...) Ahora con el hipermegaultradesarrollo de las redes sociales lo que antes era un pistola ahora se ha convertido en una bomba de destrucción masiva...

Sí, sí...con las redes sociales todo se complica...Incluso cuando vas de tio seguro de ti mismo así por la vida diciendo que te importa una mierda que suban una foto tuya en la que salgas peor que un retrato de Cecilia Giménez...Tú, que jamás te has desetiquetado de una foto, porque sí tronco, porque ya no eres un adolescente, eres un adulto molón y te aceptas como eres, lo pillas? Y a quien no le guste que se toque la polla o se meta la mano en el coño...Bueno, a lo que me refería, que es un error garrafal, porque la peña por joder sube las fotos sin ningún reparo ni miedo a que tu madre o hasta tu abuela las vea, ESE es el verdadero problema...porque que las vea el chico o la chica que te mola y le provoques arcadas cada vez que se cruce contigo por la calle se acaba superando tras años de terapia...pero los continuos reproches de tu abuela y de tu madre NO. 

Y mientras reflexionas sobre cómo soltar con seguridad la frase de "esta foto no es de ayer mamá" o la más trend ever de "este no soy yo, no es lo que parece...", decides callar bocas subiendo una foto en la que sales "cuki" (por así decirlo), provocando ganas entre tus seguidores de que te den un abrazo a lo perro pachón, al mismo tiempo que les haces ver por tus gestos que estás un poco mosca...pero que en el fondo eres blandito...Está muy claro, si existe un talento al alcance de todos es el de sacar fotos de los demás en las que los pilles desprevenidos, feos, feísimos de escupir con moco (aunque luego con toda tu bondad les digas: "No digas eso, si sales muy bien, si se ve que sales bien" (Obviamente no sale bien y tu no lo ves porque vas cieguísimo).

Esta vez es la tuya, vas preparado con la cámara digital y dos paquetes de pilas de los chinos, el smartphone o la reflex para aquellos a los que les gusta fardar de vintage y de osea, cómo es esa palabra...perdonad, osea le tengo que preguntar a mi amiga Magdalena, osea Muffin, porque no la tengo registrada en el vocabulario de mi Iphone five, sabes? Total, que sales de fiesta preparado para liarla con maldad al día siguiente en facebook, pero tu don de gentes (y los vinitos: al final de esta entrada voy a parecer un alcohólico) hacen que pierdas la cabeza, en ocasiones, la cena recién cenada o lo que viene a ser el tal aparato fotográfico...y lo que pasa, que te quedas sin venganza y con un bulto antiéstetico en el bolsillo durante lo que queda de noche, porque si eres gordo no te importa llevar un bulto más, pero si estás delgado, llevar un bulto pronunciado en un lugar que no sea el paquete resulta antiestético. 


Y ahora me preguntarás acerca de ese adjetivo "estético". Si te das cuenta, en cada foto salgo diferente, la pose, el ángulo, la barba, el pelo, los morritos...Sinceramente, lo estético es tan superficial como subjetivo y lo último que pretendo es implantar mi modelo de lo estético porque sería imposible. Sí que es verdad que existe un programa que utilizo para protegerme de los hachazos de la cámara, aunque lo único que retoco suele ser el contraste (arma de doble filo donde las haya), el balance de colores y los bocadillos para los diálogos. Otra cosa que quería aclarar es que puedes hacerte 1.001 fotos y seleccionar únicamente la 789 y la 225, pero otra persona en tu lugar hubiese escogido la 
666 y la 999 por lo que esa sensación de seguridad que tienes cuando, encantado de la vida, subes una foto de perfil es FALSA.



Como decía, el programa que utilizo se llama PhotoScape y es bastanta asequible. Pasarse con el Photoshop en plan Madonna o cargarte de contraste en plan Christina Aguilera no resulta natural y la gente que es muy lista (o muy hija de puta) lo nota. No hay nada como ser natural, sobre todo porque no siempre serás tú el que lleve la cámara. Tiene que haber fotos tuyas feas para que pueda haber fotos bonitas (y sí, yo también me cago en esos cabrones que salen bien en todas las fotos, aunque te escondas detrás de ellos, les empujes en plan "acojónate que aquí la llevas" y dispares, logran poner algún gesto o mueca y la foto se la acabas pasando a regañadientes para que la deje enmarcada al día siguiente en su casa, justo al lado de la foto de comunión).

En fin, ¿que a qué le llamo yo "ser natural" o tener una pose natural? Pues es muy sencillo, no siempre tienes por qué enseñar toda tu caja de dientes por muy perfectos que los tengas o mucho dinero que te hayas gastado en el dentista (queda estirado, vulgar y en ocasiones no nos apetece ver lo que has estado comiendo antes...). Si  tienes los dientes torcidos, amarillos, unas encías a lo shark o llevas brackets te diría que genial por ti si te apetece mostrarlos porque le estás echando muchos cojones que tendrán que verse compensados con una personalidad potente que atraiga o dar con gente interesada o con la autoestima lo suficientemente baja para que no escapen de tu lado (también puedes encontrar a personas que te acepten tal y como eres pero yo aún no las he visto o no las he querido ver). Cambiando de tema...he de decir que, personalmente, he encontrado una fórmula para salir en las fotos que pocas veces falla: elegir un perfil de tu cara bueno (entre dos gemelos sabemos que siempre hay uno malo) y nunca salgas de frente en plan "foto carnet", eleva un pelín la barbilla y dibuja en tu cara media sonrisa arcaica, en plan egipcia, ni mucho ni poco, la sonrisa en un punto medio, si no muestras los dientes mejor, y si sacas un pelín los morritos para que tus labios parezcan más gruesos siempre que quede natural te hará más sexy e interesante a la vista de amigos que puede que te redescubran y de desconocidos con ganas de violarte.



No obstante, pienso que el párrafo anterior es un poco chorra y se puede interpretar de diferentes maneras tanto el concepto "estético" como mi opinión. En resumen y a lo que quería llegar, después de todo, es que lo verdaderamente importante es que te aceptes a ti mismo, incluso cuando sales feo o te digan feo, o se rian de ti, o lo que es peor: cuando te ignoren y finjan indiferencia. Porque, aceptándote, conseguirás quererte, y queriéndote conseguirás querer a los demás, y queriendo a los demás, conseguirás que te quieran. Así de simple. Una foto no dice lo que puedes decir en persona y una persona tampoco dice siempre lo que quieres oir (pero ese es otro tema). Lo dicho, quiérete a ti mismo y quiere a los demás, y disfruta echándote fotos, compartiéndolas, opinando, riendo, criticando...disfruta observando el paso del tiempo, el paso de tu vida, porque es tu vida, las fotos son la prueba de que estás vivo, el recuerdo de que has vivido y de que, de alguna manera, has dejado testimonio. Sé quien quieras ser, independientemente de tu físico, no hay nada más importante.










jueves, 4 de octubre de 2012

Gris amniótico

Un día sin más recuerdas tu infancia, te vienen a la cabeza aquellas imágenes en las que eras el rey de la casa, el niño de anuncio guapo y mimado que recibía toda atención y capricho.
Ahí es cuando te preguntas en qué momento perdiste tu infancia, cuándo te empezaron a invadir pensamientos oscuros y qué cambió en ti para que tu familia te quitase el papel de señor y te otorgase el de siervo. En qué momento dejaste de pensar en ti, en qué momento antepusiste tu honestidad a todo lo demás, en qué instante decidiste entregar tu felicidad por la de ellos, en qué día se te ocurrió que tu vida no valía la pena ser vivida y que no opondrías resistencia alguna a una cuchilla. Quizás pensaste que si ellos eran felices tú también lo serías, pero hay veces que los cauces de la felicidad son egoístas y no siempre se puede dar un paso importante sin hacer daño a los que tienes más cerca. Por eso decidiste marcharte, para no hacerles daño, para ser honesto contigo mismo. Pasó el tiempo, mucho tiempo en tu barca con tus maletas, sobre un mar de aguas negras, luchando por ser feliz, solo, libre sin horizonte, en la distancia anhelada...pero no lo conseguiste. Tu mirada nostálgica se perdía en el gris de las nubes, la fría humedad del cielo rodeaba tu cuello con sus manos y apretaba brutalmente. De repente, una gigantesca ola irrumpió en tu barca y caiste al mar. Las olas te arrastraban hacia lo profundo, cada corriente era aún más fría y poderosa.  Tu cuerpo se hundió cual plomo en pocos segundos. Sin embargo, cuando menos lo esperabas, cuando estabas a punto de ahogarte unas manos fuertes te agarraron del brazo y te impulsaron hacia arriba a una velocidad vertiginosa. Abriste los ojos, incrédulo, y te viste en una ciudad grande y extraña, en medio de una enorme muchedumbre que caminaba a tu alrededor sin mirarte pero pendiente de cada uno de tus movimientos. Los habitantes de la ciudad no estaban ni vivos ni muertos, eran zombies que deambulaban en un mismo sentido, devoraban los mismos sueños y  se divertían engullendo la carroña putrefacta del suelo. Corriste, pero en la huida sus manos te alcanzaron y comenzaron a desgarrarte, ropa, piel y músculos...nervios y vísceras. Poco a poco tu cuerpo quedó detenido en la masa. Destrozado a mordiscos, caiste sin aliento sobre los huesos de tus rodillas. Tus ojos se tiñieron de sangre, tu visión se empapó de color rosa, mientras el blanco de tus huesos asomaba entre el rojo de litros de sangre. No sentías dolor, lo único que te importaba era tu corazón, si también se lo comerían, si acabaría formando parte de esa carroña nauseabunda que se descomponía en el espacio entre el bordillo de la acera y la carretera. Preferiste no pensar y tu mirada volvió a posarse en el cielo gris que viéndote se escondió detrás de un arcoiris para llorar. Tu corazón, latiendo cada vez con mayor ritmo ante la agonía se desencajó de tu pecho y recorrió estómago y esófago abriéndose paso para salir por tu boca. Cual globo de helio que escapa a unas excéntricas manos infantiles, se elevó entre los zombies sin dejarse atrapar por sus destructivas manos. Tomó rumbo hacia el arcoiris y mientras lo veías alejarse tus ojos entristecidos y ensangrentados se cerraron y, segundos más tarde, tus labios besaron el silencio sepulcral. Al poco tiempo, volviste a abrir los ojos, estabas en un avión, tu corazón había vuelto y sonaba en tu interior, con una melodía distinta. Se te acercó una azafata: -Señor ¿desea un caramelo?, pronto aterrizaremos. Contestando afirmativamente y tras meter la mano en la cesta, te llevaste uno de los caramelos a la boca, sin darte cuenta estabas sonriendo. Pocos minutos después, el avión aterrizó en un desierto, te desabrochaste el cinturón despacio haciendo tiempo para que saliese el resto de pasajeros, sin embargo, los pasajeros que viajaban contigo habían desaparecido. Sólo quedabas tú en el avión, tú y la azafata: -Perdone, qué ha sido de los otros pasajeros-preguntaste. -Los últimos que quedaban se bajaron en la parada anterior -¿Y los pilotos?¿Dónde estamos? -Estamos en casa, este avión funciona automáticamente, no necesita pilotos. -Esta no es mi casa, esto es un desierto. -Busca la vida en el desierto y encontrarás el camino hacia tu casa. Sin saber por qué, quizás por la confianza que te inspiraba aquella desconocida, te bajaste del avión y en medio del desierto comenzaste a buscar la vida. Tras pasar varios días andando y muerto de sed sin encontrar vida pisaste un objeto que crujió al instante. Era un marco cuya foto reconociste al momento, era una foto de una mujer, una mujer que sostenía un bebé en brazos en un hospital. Su sonrisa iluminó tus ojos. Esa mujer era tu madre, ese bebé eras tú. Empezaste a llorar desconsoladamente mientras abrazabas con fuerza el marco. - Mamá, mamá... Cada lágrima contenía miles de litros de agua que se derramaron sobre la tierra árida y sin vida. Querías abrazarla, querías ver a tu madre y abrazarla. Del agua de tus lágrimas comenzaron a surgir brotes de plantas, plantas que en seguida crecieron, se esparcieron y se elevaron alcanzando gran altura. Repentinamente aparecieron millones de flores de múltiples colores. Te llamó la atención una amapola que creció a tu lado, atraido por su rojo intenso y por su fragilidad decidiste besarla. Tras el beso te quedaste dormido. Despertaste en una cama, desorientado. Hacía mucho frío y olía a leña quemada. -"¿Dónde estoy?". Al rato escuchaste un ruido...eran unos pies que corrían hacia tu cama. - Buenos días hermano, qué guay que estás ya en casa. Te quiero. Abrazaste con emoción a tu hermana pequeña, comprobaste cuánto había crecido y comprendiste que pese a los cambios la querías tal y como era y la seguirías queriendo siempre. Te acordaste de tu madre, en ese momento apareció por la puerta. -Despierta vago. -Estoy aquí mamá. - Ya te veo. -Abrázanos. Tu madre os abrazó y ráscandose disimuladamente el ojo izquierdo salió de tu habitación y se dirigió a preparar el desayuno. -Estoy en casa, cariño- le dijiste a tu hermana.  -¿Me notas cambiado? - Estás más delgado. -Siempre he estado delgado. - Pues entonces estás como siempre, en casa y como siempre. Tu hermana salió de la habitación y se fue a ver la tele. Te quedaste reflexionando acerca de esa última frase..."en casa y como siempre". Estaba claro que estabas en casa, pero no como siempre. Algo en ti había cambiado, sabías que estabas en casa y lo más importante, sabías que querías estar en tu casa. Pensaste que para no volver a huir había algo que tenías que cambiar, había algo que tras una precipitada y duradera adolescencia nunca tuviste opción de madurar y mejorar: la relación con los tuyos. Así llegaste a la conclusión de que antes de volar del nido, estar tranquilo y ser feliz contigo mismo, primero tenías que conseguir eso mismo con tu familia. Ser sincero contigo mismo y con ellos, y a partir de ahí empezar a construir. "Construir", esa era la palabra que elevaba y reforzaba aquellos antiguos cimientos caídos. Ibas a construir en un lugar donde había gente que te quería, donde te sentías agusto a pesar del sufrimiento vivido y ante un futuro cargado de incertidumbre. Te diste cuenta que nunca necesitaste buscar otro hogar porque el tuyo ya lo tenías, así que te levantaste de un salto y corriste hacia el salón donde te esperaban para desayunar. Mientras te bebías el café miraste el marco, aquel marco que abrazaste en el desierto. Sonreiste y tu corazón empezó a engullir chocolate. "Qué suerte tengo, que suerte más grande".