martes, 6 de marzo de 2012

Querido Blas:


Dando por hecho que nunca podré olvidarte, escribiré sobre ti, por si el viento pudiese acaso llevarse lo escrito y con ello el recuerdo de un cuento de final triste.  No quería empezar pasteloso, pero estoy escuchando mientras escribo algunas de las canciones más bonitas de Shakira, de sus primeros discos, así que es inevitable, como diría la canción.

No sé nada de tu vida últimamente, salvo que estás más gordo, que eres un friki de la política y que estás con un chico que de físico deja bastante que desear. No te culpo por tu gusto o desesperación, te lo mereces por algunas de las frases que dejaron mi autoestima reventada y pisoteada, más de lo que ya estaba. Solo espero que el afortunado que esté contigo no se parezca en absoluto a mí en el terreno personal, pues eso sería lo que más daño me haría.

Cada vez que te escribo encuentro un nueva razón de por qué mepasaloquemepasa contigo. La culpa no es tuya, faltaría más...(supongo que si no hubieras nacido me habría pasado con otro y NO, no quiero pensar con quién hubiera podido ser), hasta ahí comprendo, aunque luego me pierda.

No es amor (para empezar: ¿qué es eso?), está claro. Sin embargo, siento que nunca más volveré a sentir por alguien aquellos latidos entrecortados que me precipitaban a buscar tus ojos cada día.

Quizás nunca me enamore y créeme que ya no trato de convencerme porque ni siquiera sé lo que es el amor, ya llegué a ese punto en el que tampoco me importa. Me alegró mucho que lo pasaras mal estos últimos años por causa de una pérdida familiar, esta es la confirmación más parecida que encuentro al hecho de que, pese a todo, nunca te he querido. Pues me da igual que sufras, que se alejen de ti y que te hagan daño.

La respuesta a todo, seré sincero: llegaste en un momento de mi vida en el que trataba de sobrevivir a unas circunstancias familiares hirientes, de base, profundas que me empujaban, poco a poco, hacia la autodestrucción. Intenté amar, aunque no fuera correspondido, y quizás ese intento sin respuesta fue lo que me salvó. Te daría las gracias, pero fue un mecanismo propio de defensa.

Otras posibles causas: la bipolaridad, los abismos, la incertidumbre, la inseguridad, la baja autoestima, el miedo a la muerte, el deseo de ser normal, el deseo de ser aceptado, los retos, o simplemente los designios de un destino cargado de sarcasmo...nos impulsen a buscar en determinadas personas, que en muchas ocasiones no tienen nada que ver con nosotros, ese tipo de aceptación, esa seguridad y equilibrio, esas manos, esos abrazos, esos besos, esas palabras que un día nos faltaron.

Sólo me arrepiento de lo que no hice, por eso no puedo olvidarte. Volvería al pasado, me acercaría un momento a la salida donde solíamos esperar a nuestras madres y te diría todo lo que no te pude decir de la forma en que quería. Bien sé que no hubiera cambiado nada, pero podría haber hecho tanto si hubiera dejado de un lado el orgullo, si no hubiera intentado poner a todo el mundo en tu contra, si no hubiera atacado todas tus ideas, tu forma de ser (y de vestir...). Te pido perdón por todas las cosas que hice sin que te dieras cuenta.

Si no te hubiera culpado, si no me hubiera culpado, si no los hubiera culpado, de alguna forma u otra....hoy no estaría tan lejos....supongo que estaría más cerca y quién sabe si no hubiera tenido la oportunidad de estar a tu lado. Al menos, es donde me gustaría estar ahora.

En estos años he escrito mucho, escribiendo me he dado cuenta de que los humanos somos bipolares y como persona bipolar que, por cierto, no soy, te vuelvo a dar la bienvenida a mi vida por si acaso un día pensaras en irte.