jueves, 15 de septiembre de 2011

Siempre podré ser Raquel Winchester...







A sabiendas de un inminente error, aquí estoy, atreviéndome a escribir esta carta, dudando en cada palabra de mi temeridad o cobardía. Vuelvo a estar equivocado... pero déjame que lo haga. Como ves, empiezo bien… 

Sí, yo también estoy asombrado  pero no me quedaba otro remedio ya… Resulta demasiado evidente…,  de hecho te lo habrá parecido nada más ver el sobre… pero te aseguro que, en estas palabras, quizás oculto, se encuentre lo contrario o, al menos, algo diferente. 

No te preocupes que no he dejado demasiado tiempo a cosas de cerebros descerebrados, de hecho no he aprendido nada de nada sobre nada…

Solo quería pedirte disculpas por mi conducta

Y por no poder aceptar un “no” por respuesta

Porque pasa el tiempo, mi vida cambia y   

Creo que siempre fuiste el ser humano que más ansié conocer

Para bien o para mal

Y por eso te escribo, porque quiero conocerte, 

Algo ya imposible y lo sé

Sin dudas al respecto…

Ha pasado mucho tiempo…

tanto que ahora creerás que estoy loco  

¿Qué estoy haciendo para no tener otra cosa mejor que hacer…?

No sé qué contestar…

Quizás me encuentre de nuevo en un vacío existencial, inseguro, huyendo de una pesadilla que no duda en repetirse siempre que algo me dice que cruce ese umbral e intente ser feliz con otra persona… Sí, es una espiral, ellos me odian tarde o temprano, yo odio y amo más tarde, 

por este orden

y en el final del huracán se dibuja tu rostro tibio e indiferente que espera en silencio sin moverse, con la mirada perdida

A veces me dejo guiar por lo que me dicen personas que intentan ayudarme, cambio, me transformo, me enfrío cual acero, afilo mis bordes y voy degollando sin piedad…  

Pero nunca lo hago bien…

 Al tiempo escucho la sangre que gotea sobre mi zapato y me doy cuenta de que lo único que corto no es sino mi propia cabeza

Y si lo siento en mí…,
¿Quién sabe?
 Puede que no todos corramos la misma suerte
O quizás aprenda a utilizar bien el cuchillo y me haga carnicero

Siempre podré ser Raquel Winchester…

Sigo vengándome de mi falta de valor, desafiando al orgullo. Poco a poco lo voy superando, créeme que hay veces que lo consigo, y por eso te escribo, por eso lo hago ahora después de tanto tiempo.

No importa que no lo entiendas, me conformo con que comprendas que tenía que hacerlo. Sé de buena fe que no es plato de buen gusto recibir una carta así, siendo ya la segunda o tercera que te llega de alguien como yo… te avergüenza, te resbala, pero, en el fondo, puede que te guste algo de intriga en tu vida y saber que hay alguien más ahí..., aparte de la gente que te rodea en tu día a día.

No sé… en ocasiones veo pelis cuyo final he visto ya… pero las veo una y otra vez  por si ese final cambiase como por arte de magia o lo recordase de otra manera.

No obstante, el final siempre es el mismo eh?!  aunque en ocasiones resulte trágico y lacrimógeno, lo veo como algo bueno. Al fin, que no al cabo, no estoy tan loco.  

Perdona una vez más las molestias, sé que probablemente estés pasando verguenza otra vez...

Me faltan neuronas para hacer cosas inteligentes

Pero no te agobies que me despido aquí...

escribiendo sin escribir cosas que nunca podría decirte

Sólo espero que tú también hayas cambiado y ahora seas amigo de los dobles sentidos…

O al menos ya no te cueste reconocerlos ni respetarlos

Toda una hazaña roja

De gesta inverosímil

Sin más que decir

Ni espacios que rellenar

Te doy mi

Hasta siempre