viernes, 27 de agosto de 2010

Trazos oscuros de un abismo prediseñado

Llegará de nuevo una Era glaciar y la Tierra, como por arte de magia, será joven de nuevo. El viento polar inundará de muerte cada ciudad, cada pueblo, cada rastro de vida humana...Así, la Tierra, por unos segundos, maquillada de blanco, como una adolescente liberada de ese feto que siempre deseó tener pero que nunca podría alimentar, volverá a sonreir llena de juventud, como si de botox se tratase. Sin embargo, pasados estos segundos, el potente efecto del hielo la cubrirá, desgastando su corteza trapasando sus entrañas, llegando así el frío y el silencio. Otra Era más, congelada, sola y deshabitada, condenada a dar vueltas junto a planetas muertos alrededor de un Sol supremo, dueño y amo, frío y ardiente, de silueta masculina imperante, que la quema y la enfría pero nunca la toca...

Y si miro a las estrellas desde mi cama me doy cuenta de que vivimos en un Universo prediseñado, confeccionado por un loco que lo rige todo por el principio de la víctima y el verdugo, el amo y el siervo...una mente psicótica, sin duda, que manipula nuestras vidas a su antojo. Quizás encaje aquí la lucha de clases, el progreso de la humanidad a lo largo de la historia encabezado por idiologías distintas pero con un mismo principio: dominante vs "dominado". El amor quizás se rija también por esta teoría, o quizás eso sea algo más complicado...pero todo el mundo sabe que en toda pareja siempre hay uno que somete y otro más pasivo...Ojalá algún día resuelva este rompecabezas, este enigma que nos persigue en cada momento de nuestro tiempo vital.

En cuanto a la Tierra, permanecerá en la misma órbita, esperando a que las llamas del sol la consuman, a que la destruya un asteroide o a ser destruida por otros planetas muertos que giran como mongólicos alrededor del Señor Sol que de vez en cuando les regala caramelos. De repente, otro fuerte impacto en la parte de Irán la despertará, y descubrirá en unos ojos asfixiados y blanquecinos que ya no hay presente, ni pasado, ni futuro, que lo único que queda son los trazos oscuros de un abismo prediseñado.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Hay momentos de silencio, momentos aislados por el hielo, espacios de tiempo largos o cortos en los que fingimos no escuchar, pretendemos no oir, cerramos los ojos y obviamos una respuesta inadecuada, una breve quiebra en el tono de voz, una mirada esquiva que con su miedo habla desde la verdad, el interés y la mentira.Y mientras pasan los días y seguimos creciendo, rodeados de falsas amistades, de gente cobarde que a menudo viven en una realidad paralela en la que lo que único que importa son sus intereses, y donde sólo se oye lo que se quiere oir. En el fondo existe una gran necesidad de ser escuchado, comprendido, querido... Las personas somos así a veces, necesitamos llamar la atención, algunos más y otros menos...La cuestión a la que quiero llegar es: ¿Son los discapacitados psíquicos más felices que nosotros, o son iguales sólo que a distinta escala? Está claro que casi nadie se conforma con lo que tiene, la tierra nunca es suficiente y esa sensación causa mayormente la infelicidad. La gente que se para y decide echar un vistazo alrededor se da cuenta de que la vida no es tal y como la venden los demás, que los gilipollas no siempre fueron más felices...Y de repente llegan al vacío existencial...porque como dice la canción "si la mort est un mystère, la vie n´a rien de tendre".
Una calurosa y asfixiante tarde de verano mientras tomamos un café sentados en una terraza cualquiera observamos la gente que pasa. Y si la calor y el hastío nos lo permite llegaremos rápidamente a la siguiente conclusión: No hace falta buscar mucho para encontrar en los ojos de los demás el reflejo de la desesperación. Pero para cuando lo hacemos nos damos cuenta de que, en realidad, somos nosotros mismos los que estamos desesperados.