jueves, 2 de julio de 2009

La Noche en Tours

Cuando no hay nadie tras la puerta las sombras de luz ejercen su peso. El silencio deshiela los recuerdos. Las flores de polvo asfixian la casa. Cuando no hay nadie tras mi puerta, mi voz se encaja en mi alma, se bloquea y se desgarra. Y espero fingiendo la desgana que alguien me llame, ya ni siquiera eso, me basta con un sonido que refleje que hay vida, señal de otra existencia quizás como la mía. Tengo la habitación hecha un horror, he perdido las ilusiones de limpiarla y recogerla. Paso de cuidar mi entorno, paso de mi aspecto. No hay nadie tras la puerta, tampoco nadie llama. Hace frío, las nubes se contemplan desde mi terraza. Los días grises se suceden, a veces hay claros, parece que el día se despeja, pero, en seguida, las nubes vuelven a concentrarse. La electricidad corre entre las paredes, su sonido casi imaginario es el único que me acompaña. A veces desearía hundir mi mano en estos cuatros muros y agarrar uno de esos cables…
A veces suena el viento que se filtra por las rendijas de mi ventana. El me trae ilusiones, ilusiones que se acurrucan y duermen en mi cama. Me siento solo, soledad que yo mismo he elegido y de la cual no me arrepiento. Más vale solo que mal acompañado. En breve volveré a ver a mi familia y eso me dará fuerza. En breve sé que me llegará un amor con su posterior desengaño y, pese a lo último, sé que me dará fuerza para aprender a afrontar mejor el siguiente…porque todo es adaptarse y de todo se aprende. Sé que probablemente muy pronto dejaré de estar solo, puede que vaya tocando. Aunque quizás no sea eso lo que necesito, quizás es sólo lo que deseo…Deseo no estar solo, deseo tener un amor para no sentir más esta profunda soledad anclada en mi corazón. No me da vergüenza aceptarlo y decir que me siento desgraciado, que mis ojos proyectan imágenes de una pena que a veces me cuesta saber de donde viene y hacia donde va. No me da vergüenza admitir que dejo crecer mi barba a lo vagabundo, que mis platos siguen aún sucios, que escojo ropa oscura, que ando sin gana y medio flotando, que lloro con películas de niños, que siento un tremendo agujero en mi estómago cuando veo a parejitas felices besándose, que mi mente se convulsa sola, sin que yo la toque. No me da vergüenza decir que tengo miedo, que estoy asustado, que tengo muchas inseguridades…que soy vulnerable y me siento frustrado.
La tormenta es necesaria para que haya agua en los campos, y como flor que envía su polen al viento que espera ser recogido por otra flor, descubro la respuesta que condiciona mi existencia…y aunque ese polen que fabrico se pierda entre subsuelos y alimañas la respuesta existencial se ha concretado… porque todo lo que escribo se empapa de un generoso suceder que hace crecer cada dulce grano de polen que brota violentamente de mis estambres… Y cada vez tengo menos miedo a que mis ilusiones se rompan…lo único que me atemoriza es que con el tiempo desaparezcan. He abierto la puerta de mi ventana…quizás el frío y un cigarrito me adormezcan. Dormiré mucho tiempo, dormiré hasta que encuentre un motivo por el que levantarme.

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